Había una vez en un remoto lugar perdido, un pequeño reino. El rey del lugar era amado por todos sus habitantes, pues siempre había sido justo y bondadoso con todos ellos. Este rey tenía una hija.
Un día la princesa se levantó, y en sus hermosos ojos verdes brillaban enormes lágrimas que empezaron a caer sin control. La princesa estuvo llorando toda la mañana y toda la tarde también, al caer la noche seguía llorando, era incapaz de parar.
El rey muy preocupado mandó a llamar a un médico para que averiguase lo que le pasaba a la princesa, mas este no encontró ningún remedio.
Así que el rey mandó a llamar al juglar de la corte. Entró haciendo graciosas piruetas y los cascabeles de su ropa no paraban de tintinear alegremente, sin embargo no consiguió que la princesa parase de llorar.
Y durante varios días la princesa siguió llorando.
Desesperado el rey hizo anunciar que quien consiguiese que la princesa parase de llorar se casaría con ella y heredaría el reino.
Mucha gente acudió al castillo con la esperanza de borrar aquellas lágrimas de la hermosa princesa y conseguir su mano. Llegaron músicos con las melodías más alegres, cuentacuentos que una sola palabra pronunciada de sus labios podía cambiar el estado de ánimo de sus oyentes, hechiceros que creaban pociones para la risa...
Sin embargo la princesa continuaba llorando.
Viendo el rey que nadie lograba apagar esas lágrimas cogió a la princesa y se la llevó a lo más alto de la montaña que resguardaba el reino y la dejó allí.
Días después un enorme río bajaba de esa montaña y llegaba hasta al mar.
Gracias a él la ciudad prosperó enormemente, se construyeron barcos que navegaban hasta el mar, y se abrieron rutas marítimas que trajeron mucho comercio a la ciudad. Y todos fueron felices.
Espero que os haya gustado mucho :P
Y hablando de cosas pequeñas os dejo el link de mi nuevo proyecto, si os gusta compartidlo:
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¿Pero a la princesa qué le pasaba?
ResponderEliminarnada, seguramente era por llamar la atencion :P
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