Cada noche convierte en deslumbrantes estrellas aquellos edificios que nos hablan de su historia, su personalidad y carácter. Iglesias, puentes y murallas, se vuelven faros que atraen a miles de cámaras que buscan inmortalizar su belleza.
Y debido a la Navidad la ciudad reluce aún gracias a un ejército de pequeñas luces y ciento y un puestos conforman los distintos mercadillos navideños que salpican la ciudad y la llenan de olor de canela, limón y galletas recién horneadas.
Un año más llega a su fin y ha sido otro año maravilloso lleno de aventuras, la más reciente visitar las capitales de Hungría y Austria y volver enamorada principalmente de Budapest, dónde al igual que en Invernalia he tomado el vino caliente!
Ha sido un año lleno de momentos inolvidables, como comer 70 platos en un buffet, aprender a hacer onigiris y berenjenas rellenas, comer los mismos paninis que comía en el instituto, subir muchas veces al mirador del castillo de Gibralfaro, desayunar infinitas tostadas con tomate y aceite, amar profundamente un libro, ver incontables películas con palomitas, mil y un maravillosas salidas con amigos, y alrededor de un millón de sonrisas...
obviamente ha habido momentos más difíciles, pero no voy a desperdiciar tiempo hablando de ellos, al fin al cabo ya han pasado.
Y mirando hacia adelante tenemos un nuevo año lleno de nuevos planes. El 25 de enero me ire a Holanda por unos cuantos meses para acabar la carrera y después... aún esta por ver, pero seguro que será igualmente memorable.
Espero que esta última noche del año sea mágica y feliz 2015 !!!
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