Princesa Luna

Una vez en la luna vivía una princesa.
Habitaba en un palacio de cristal puro, con gruesos muros que la mantenían a salvo.
Tenía el corazón de hielo, era esbelta y de aspecto frágil, la piel pálida. Con el pelo largo color blanco y los ojos del azul más intenso que cualquiera pueda imaginar.
Un día se dio cuenta de que al otro lado del mundo estaba el Sol y decidió ir a visitarlo.
El príncipe Sol como estaba aburrido pasaba mucho tiempo mirando los brillantes astros del cielo, pero nunca se había atrevido a dejar su dorado palacio.
Sin embargo, en cuanto vio a la princesa Luna acercarse por el camino, salió entusiasmado a recibirla.
La princesa se quedó asombrada al conocerlo. Él era alto y apuesto, su pelo brillaba como luz pura y sus ojos tenían el dulce color de la miel.
¿ Creéis en el amor a primera vista? Pues da igual si no lo creéis, así fue. Estaban hechos el uno para el otro, algo tan complicado de explicar con palabras que solo puedes soñar con entenderlo.
Se enamoraron en seguida.
Ella por primera vez pudo sentir la calidez de un abrazo. Se amaban.
-Te amo. Quiero que seas feliz conmigo... solo espero el día en que pueda oírte decir que estas aquí porque conmigo eres la persona más feliz del mundo, que nadie te hace tan feliz como yo. Ese día será el mejor- Le dijo el príncipe Sol a la princesa Luna
Tiempo pasaría hasta que la princesa Luna sintió que esa afirmación era totalmente cierta. Ella ilusionada se lo dijo. Él sonrió indiferente.
Al poco tiempo ella regresó sola a su castillo. El príncipe se quedaría de nuevo mirando los astros.
Al llegar la princesa Luna se dio cuenta de lo frío que estaba todo allí y con horror descubrió que al pasar tanto tiempo viviendo en el Sol su corazón se había derretido y ahora un reguero de sangre  que se negaba a borrarse recorría su castillo hasta sus oscura habitación,  de la cual se negó a salir puesto que tenía miedo de que la luz acabara por quemarla.


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